dijous, 13 de juny del 2019

Los pasos perdidos


      "Pero pronto nos vino al encuentro una noche más honda que la noche del teatro: una noche que se nos impuso por sus valores de silencio, por la solemnidad de su presencia cargada de astros. 
Podía desgarrarla momentáneamente cualquier estridencia del tránsito.  Volvía luego a hacerse entera, llenando los zaguanes y portones, espesándose en casas de ventanas abiertas que parecían deshabitadas, pesando sobre las calles desiertas, de grandes arcadas de piedra. Un sonido nos hizo detenernos, asombrados, teniendo que caminar varias veces para comprobar la maravilla: nuestros pasos resonaban en la acera del frente."



(Los pasos perdidos, Alejo Carpentier, 1953)

dissabte, 8 de juny del 2019

¿Grabar o disfrutar?... Esta es la cuestión



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Es viernes noche y me dirijo con alegría a una conocida sala de ocio de Barcelona para asistir a un concierto de la banda W… que rinde tributo a los C… mientras me pregunto por qué razón no pueden ser simplemente la banda W… interpretando a los C…, sin la palabra “tributo” que me recuerda, sin piedad, que hacienda somos todos (aunque unos más que otros). No me imagino el Palau de la Música anunciando a la Orquesta sinfónica de X… en un concierto tributo a Beethoven o a Mahler.  

En fin, dejemos de lado esta cuestión. El caso es que estoy en la sala, buen ambiente y precios caros, en breve empezará el concierto, falta nada, unos momentos…
Empieza, suenan los primeros acordes y simultáneamente se alza una multitud de móviles de últimas generaciones, en función de vídeo en grabación, con la buena e inútil intención de capturar la emoción que transmite el escenario.

Y me pregunto a que venimos… perdón, a que vamos a los conciertos tributo de hacienda que somos todos, unos más que otros. Yo lo tengo claro, re-escuchar esta música de mi juventud, aunque no en los interpretes (y a veces autores) originales, dadas las imposibilidades impuestas por el paso del tiempo. Otros muchos, por lo que veo, vienen en realidad a jugar a reporteros gráficos de baratillo o son víctimas de esta enfermedad, remedo de síndrome de Diógenes, del coleccionismo de basura digital.

En fin, será cuestión de empezar a acostumbrarnos a ver los conciertos en vivo, a través de las pantallas de los móviles de los que tenemos delante. Aunque ellos, los de los móviles no se den cuenta que mientras están preocupados en su reportaje gráfico (que difícilmente verán jamás) se están perdiendo, precisamente, las emociones que vinieron a buscar.

¡Ah!, me declaro culpable, yo mismo he sucumbido a la tentación de gravar la interpretación de la canción Have…..  para enviársela por una app de esas a mi hermana que vive a 620 kilómetros de mí, y que, como yo, es devota de las músicas de esas décadas. Nadie es perfecto.

Dedicado, con cariño, a Victor G.


* Fuente de la imagen: google. Se supone, así se indica al menos en el resultado de la búsqueda,  que libre de copyright