dissabte, 12 de desembre del 2015

Marilyn, una gran dona encara per entendre.




A la pel·lícula A week with Marilyn (2011) -FIlmaffiny, un pela canyes vol treballar tan com sí com sí en el món del cinema: És en Colin Clark. Per aquelles raons de la vida, potser la sort del novell, potser l’espontaneïtat, el cas és que Collin esdevé una persona important al voltat de l’actriu a despit d’altres que el volen apartar.

Hi ha certs coquetejos entre ells dos però a la pel·lícula (caldria veure el llibre) no sembla que hi hagués sexe, és més, podem pensar que seria un destorb a una pel·lícula on descobrim la Marilyn menys Marilyn: la més insegura, menystinguda, sempre amb una ajudant academicista al seu costat (Paula Strasberg), com si no podés escapar de les normes i actuar com a ella li sortís de natural.

 

Minut 1:10 del llargmetratge; conversa íntima entre Collin i Marylin:

-Collin:  Qui és aquesta dona? [senyala una fotografia]

-Marylin: És la meva mare. EM va comprar un piano blanc poc abans quela tanquessin en un manicomi. Em vaig criar en cases d’altra gent.

-C: És L’Abraham Lincoln [senyala una foto d’ell]

-M: És el meu pare. No sé qui és el emu pare, o sigui que podria ser ell, oi?

-M: Tens casa, Colin? Una llar de veritat? Amb un pare i una mare?

-C: Sí, I tant!

-M; I  t’estimen?  

-C: Segur que sí

-M; Doncs tens sort

-C: Sí

-M; M’estimes, Colin?

-C: Sí. Ets com una deessa grega

-M; No sóc una deessa. Només vull que m’estimin com a una noia normal

-C: El Sr. Miller t’estima

-M; No. Hi vaig trobar les seves notes. Hi deia coses espantoses de mi,

-C: Els escriptors gargotegen moltes coses

-M; No, volia que les trobés. Hi deia que tant de bo no s’hagués casat amb mi

-M; Per què els que estimo sempre m’abandonen?

-C: Jo no t’abandonaré mai

 

-M; La gent només veu la Marilyn Monroe i quan s’adonen que no sóc ella, fugen


 

 

En canvi, les converses entre els dos personatges són d’unes complicitats que ells poden creure
finites però que duraran anys i anys (en el cas de  Marilyn menys per la seva misteriosa mort)
Sense ser jo pas cap artista i encara menys cap artista de renom, d’alguna manera si copso que en determinats moments i projectes s’espera força de mi, i moltes vegades triomfo, i altres cops no.

Però també que de mi s’espera un Lluís determinat, divertit per descomptat i fins i tot una mica boig;  treballador i poc molest. Un Lluís que s’invita als dinars sota la pena d’haver de suportar qualsevol discurset avorrit que ell no sap controlar.

Per això, potser, em sento tant proper a Marilyn, perquè incomprensió que pateix és una mica la meva.


La gent només veu al Lluís i quan s’adonen que jo no soc ell, fugen.

dissabte, 5 de desembre del 2015

L'advocacia... vocació o lucre? misericòrdia o negoci?


Diuen que una cop, no fa gaire, un advocat que era al passadís de les sales de justícia es trobà sorprès en assabentar-se que tenia, en una altra sala un afer d’ofici (això vol dir que havia de defensar a algú que no es podia pagar un advocat i ell actuava “d’ofici”)... ni per descomptat coneixia a la persona que havia de defensar ni els fets!

 

Jo no crec que al infal·lible sistema judicial Català (o espanyol, com es vulgui) hi puguin passar tals coses, sinó que més aviat és una xafarderia amb “mala baba” d’algun enemic d’aquest insigne defensor dels drets de les persones.

 

Però, venint a tomb amb una lectura que he de fer per a la Universitat, us voldria transcriure el que pensava Gulliver, el protagonista de l’obra de Jonathan Swift  Los Viajes de Gulliver (1726), dels advocats de la seva època al seu país. Evidentment no cal dir que tot el que explica és cosa passada i res a veure amb avui dia.

 

*  edició digital de daruma (epublibre) i traducció de Francisco Torres Oliver.

 El fragment correspon al capítol V de la Quarta Part, el viatge al país dels Houyhnhnms i els Yahoo (els primers són uns cavalls cultes, els segons una mena d’homes molt rudes i primitius)

         Diu Gulliver a preguntes d’un cavall (recordem que és un conte, eh?, qualsevol semblança amb la realitat és pura casualitat).

Font: http://uni.anshanenglish.com/wk/1
 
Dije que entre nosotros hay una sociedad de hombres a los que se forma desde la juventud en el arte de probar con palabras —que multiplican para tal fin— que lo blanco es negro o lo negro blanco, según se le pague. Para esta sociedad, el resto de la gente son esclavos.

Por ejemplo: si a mi vecino se le antoja mi vaca, contrata a un abogado para que pruebe que debo dársela. Así que a mí me toca contratar a otro abogado para que defienda mi derecho, ya que va en contra de toda norma de la ley dejar que nadie hable por sí mismo. Ahora bien, en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, me encuentro con dos inconvenientes: primero, mi abogado, adiestrado casi desde la cuna en defender la falsedad, se halla completamente fuera de su elemento cuando tiene que defender una causa justa, de manera que es una empresa antinatural que lleva a cabo con gran torpeza, cuando no con mala voluntad. El segundo inconveniente es que mi abogado debe proceder con gran cautela, de lo contrario será reprendido por los jueces, y odiado por sus colegas, como alguien que rebaja la práctica de la ley. Así que sólo tengo dos maneras de conservar la vaca. La primera es ganarme al abogado de mi adversario pagándole el doble de honorarios; quien entonces traicionará a su cliente, insinuando que tiene a la justicia de su parte. La segunda manera es hacer que mi abogado presente mi causa lo más injusta posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; lo que, llevado con habilidad, se ganará el favor del tribunal. Ahora bien, su señoría debe saber que los jueces son personas designadas para dirimir disputas sobre la propiedad, así como los procesos penales, y sacadas de entre los abogados más hábiles que se han vuelto viejos o perezosos; y como toda la vida han estado predispuestos contra la verdad y la equidad, tienen tan fatal necesidad de favorecer el fraude, el perjurio y la opresión que sé de varios que han rechazado un cuantioso soborno de la parte justa, antes que perjudicar la facultad haciendo algo no conforme con su naturaleza y su oficio.

 
Es máxima entre estos juristas que cualquier cosa que se haya hecho antes puede  volverse a hacer legalmente; y por tanto tienen especial cuidado en registrar todas las sentencias dictadas contra el derecho común y la razón general de la humanidad. Estas, con el nombre de precedentes, se aducen como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces jamás dejan de pronunciar sus sentencias de acuerdo con ellas.

 
Al alegar, evitan cuidadosamente entrar en los méritos de la causa, sino que se muestran vociferantes, violentos y tediosos demorándose en circunstancias que tienen poco que ver. Por ejemplo, en el caso que ya he mencionado: no quieren saber qué derecho o título puede tener el adversario para reclamar mi vaca, sino sólo si la vaca es roja o negra; si sus cuernos son largos o cortos; si el campo al que la saco a pastar es redondo o cuadrado; si es ordeñada dentro o fuera de casa; a qué enfermedades está expuesta, y cosas así; después de lo cual consultan los antecedentes, aplazan las sesiones de fecha en fecha, y al cabo de diez, veinte o treinta años, pronuncian el fallo.

 
 Hay que decir asimismo que esta sociedad tiene una jerga propia que ningún otro mortal es capaz de entender, y en la que están escritas todas sus leyes, que ponen especial cuidado en multiplicar; por donde embrollan completamente la esencia misma de la verdad y la falsedad, lo justo y lo injusto; de manera que se tarda unos treinta años en decidir si el campo que me dejaron mis antepasados durante seis generaciones me pertenece a mí, o pertenece a un extraño que vive a trescientas millas.


En el juicio a personas acusadas de delitos contra el estado, el método es mucho más breve y recomendable: primero el juez manda pregonar la disposición de los que están en el poder, después de lo cual puede fácilmente mandar ahorcar o salvar a un criminal, preservando estrictamente las debidas formas de la ley.


Aquí me interrumpió mi amo; dijo que era una lástima que unos seres dotados de tan prodigiosas habilidades intelectuales como estos juristas debían de ser, según la descripción que hacía de ellos, no se les animara a instruir a sus semejantes en el saber y en el conocimiento. En respuesta a esto aseguré a su señoría que en todo lo que no fuera su oficio eran normalmente la generación más ignorante y estúpida entre nosotros, los más despreciables en una conversación corriente, enemigos confesados de todo conocimiento y saber, y dispuestos asimismo a pervertir la razón general de la humanidad en cualquier otra materia de discurso, igual que en la de su propia profesión.

dissabte, 28 de novembre del 2015

¿Calidad o caridad? Cuestión de maldad o el vicio del poder.

Caridad (DRAE):
1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos.
2. f. Virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión.
3. f. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados.
4. f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
 
Estas son las cuatro primeras acepciones que da el Diccionario de la Real Academia Española de la caridad. He incluido la cuarta porqué quizás es la más honesta, pero la menos practicada. 


En cambio, y sobre todo ahora que viene la navidad, la más practicada es la tercera, la limosna, en forma de peculio o de especie y que otorga un poder simbólico del caritativo hacia el recibidor de la misma, o aceptador, ¿Quién no ha dicho alguna vez: “sí, sí, es pobre… pero tiene móvil”? ¿Y no es esta pregunta, aparentemente inocente una demostración del poder que tiene el caritativo sobre el aceptador? 
 
 
 
El Cristianismo que además es la religión que continua la vida del alma más allá de la muerte haciendola eterna y por tanto convirtiendo así nuestra alma en nuestra propiedad —¿proto-capitalismo?— nos enseña a ser caritativos con el prójimo caído en desgracia pero olvida decir que antes debe ser la sociedad quien procure que el prójimo no caiga en desgracia.

Claro que sí la sociedad, representada por el estado, está más preocupada en abultar sus bolsillos con escandalosas corruptelas y robos aún más escandalosos como impunes, entonces no queda más remedio que echar mano de la cristiana caridad para “dar de comer al pobre” (eso sí, cuando yo quiera, lo que yo quiera, y, por supuesto ¡nada de vino!, "que luego se lo gastan en vicio").

 
Así pues, compañero, compañera, progresista y social, antes de participar en  una de esas execrables campañas de caridad, ya privadas (bancos de alimentos) ya más o menos públicas (maratones televisivos), piensa si estás realizando un acto de solidaridad o más bien una hipócrita y humillante piedad. Quizás sin quererlo estas actuando de manera más retrógrada que progresista.


** Los que tenéis cierta edad recordareis, sin duda, las mesas petitorias franquistas en favor de los  “chinitos”. Pues eso.
(Foto: Mesa Petitoria en Santo Domingo, Jerez de la Frontera.)
Fuente: http://postalesyfotosantiguasdesevilla.blogspot.com.es/2014/01/fotos-antiguas-de-jerez-de-la-frontera.html

 


No, yo os digo no a la hipócrita misericordia. Sí, en cambio a una acción de estado decidida. Si nuestros impuestos (que muchos pagan, algunos no) no fueran a los bolsillos de los ladrones que todos más o menos tenemos en mente, no habría necesidad de toda esta porquería sensiblera destinada a arrancarnos unas lágrimas con el dolor ajeno y de paso limpiar nuestra conciencia (Ya hemos cumplido con nuestro “cupo” anual).
 
 
No olvides:
LA PRÁCTICA DE LA CARIDAD AUMENTA
LA DIFERENCIA ENTRE RICOS Y POBRES
Porque la caridad solo la practican los pobres para
aliviar a los ricos de sus obligaciones.
 

Y (con esto termino) no me vale confundir mis argumentaciones con el esfuerzo que pueda hacer un particular en un área concreta por los motivos que sean (generalmente que por alguna razón le atañen: nuevamente una forma de egoísmo, aunque en este caso me parece totalmente aceptable). No me vale tampoco confundir mis argumentaciones con el esfuerzo que conviene que hagamos todos para afrentar una desgracia puntual: es lógico que ante un grave accidente  atentado vayamos todos en masa a dar sangre. Es razonable que ante los terremotos del Nepal de Abril y Mayo colaboremos todos (Perdón, no lo hagáis, sé de fuente directa que toda la ayuda se la quedó el gobierno para sus usos).Y si no, que se lo pregunten a los pobres desgraciados de Lorca que sufrieron en sus carnes el terremoto de 2011, ¿o es que ya no nos acordamos de ellos? ¿Qué? ¿Qué decides? ¿Caridad o calidad?
 
         MENOS BANCOS DE ALIMENTOS Y MÁS ACCIÓN DE GOBIERNO
MENOS MARATONES Y MÁS PROGRAMAS ESTATALES DE INVESTIGACIÓN 


Postada: preguntas inocentes:

¿Porqué los recaptadores de caridad acuden a las casas y clases humildes y no a los grandes ladrones (cuyos nombres callaré pero que todos conocemos)?
 
      ¿Porqué las clases humildes pagamos dobles impuestos —los de hacienda y los de la "solidaridad"—mientras que los otros no pagan ni unos ni otros?



Decían los Beatles en su canción Revolution

Dices que tienes una solución verdadera
vaya, tu sabes
A todos nos encantaría ver el plan
Me pides una contribución
vaya, tu sabes
Estamos haciendo lo que podemos
Si deseas dinero para la gente con mentes que odian*
Todos lo que te diré es “hermano, tienes que esperar”
Sabes que estará bien
Muy Bien, Muy bien
 
* Es evidente que los acaritados (que reciben la caridad) no odian, pero los que provocan la situación sí odian, o más bien, roban "al estilo de la pilas de los conejitos"
 (y roban y roban y roban .....) y roban


Fuentes de las imagenes genéricas:
http://protestantedigital.com/espana/30777/Se_incrementa_la_desigualdad_entre_ricos_y_pobres
http://www.politiquiando.com/2014/01/ricos-cada-vez-mas-ricos-pobres-cada-vez-mas-pobres/
http://afiecyl.es/wp/cuantos-impuestos-pagan-los-ricos/
 

 

 

dissabte, 14 de novembre del 2015

París, la tolerància i les curiositats de la vida.


La vida té les seves curioses curiositats,

 

La vida ha volgut que justament aquest cap de setmana tingui, a la taula, d’estudi, el tractat de Voltaire sobre la tolerància de 1763 (una paraula que no m’agrada, però que ben entesa és vital avui, 14 de novembre de 2015, dia 1 després dels atemptats de París).
 La vida ha volgut que aquesta tarda llegís aquest capítol, que... deu n’hi do. Abans, però de copiar-nel, cal dir que Voltaire, innocent ell, donava per acaba l’horrible època de les guerres de religió del segle XVI i XVII. Dic innocent perquè vet aquí com estem avui dia.

 
En fi. Us animo a llegir el cápitol, no és tant llarg com sembla. I si algú s’anima a llegir el discurs sencer, es pot trobar a Ciudad Seva

En tot cas destaco i molt un sol paràgraf:

“En fin, esta tolerancia no ha provocado jamás una guerra civil; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanzas. ¡Júzguese ahora, entre esas dos rivales, entre la madre que quiere que se degüelle a su hijo y la que lo entrega con tal de que viva!”

 

 

CAPITULO IV
De si la tolerancia es peligrosa y en qué pueblos está permitida

  Algunos han dicho que si se tratase con una indulgencia paternal a nuestros hermanos errados, que rezan a Dios en mal francés, sería como ponerles las armas en la mano; que veríamos nuevas batallas de Jarnac, de Moncontour, de Coutras, de Dreux, de Saint-Denis, etc.; es cosa que ignoro porque no soy profeta; pero me parece que no es razonar de manera conse­cuente decir: «Esos hombres se sublevaron cuando se les trata­ba mal; por lo tanto, se sublevarán cuando se les trate bien.»

 
Me atrevería a tomarme la libertad de invitar a los que se encuentran al frente del gobierno y a aquellos que están desti­nados a ocupar puestos elevados a que se dignasen considerar tras meditado examen si se debe temer, en efecto, que la dulzu­ra produzca las mismas sublevaciones que hace nacer la cruel­dad; si aquello que ha sucedido en determinadas circunstancias debe suceder en otras; si las épocas, la opinión, las costumbres, son siempre las mismas.

 
Los hugonotes, sin duda, se han embriagado de fanatismo y se han manchado de sangre como nosotros; pero la generación presente ¿es tan bárbara como sus padres? El tiempo, la razón que hace tantos progresos, los buenos libros, la dulzura de la sociedad ¿no han penetrado en aquellos que dirigen el espíritu de esos pueblos? ¿Y no nos apercibimos de que casi toda Euro­pa ha cambiado de cara desde hace unos cincuenta años?

 
El gobierno se ha fortalecido en todas partes, mientras que las costumbres se han suavizado. La policía general, apoyada por ejércitos numerosos y permanentes, no permite además temer el retorno de aquellos tiempos anárquicos en que unos campesinos calvinistas luchaban contra unos campesinos católi­cos, reclutados a toda prisa entre las siembras y las siegas.

 

A otros tiempos otros cuidados. Sería absurdo diezmar hoy día la Sorbona porque en otros tiempos presentó un recurso para hacer quemar a la Doncella de Orléans; porque declaró a Enri­que III depuesto del derecho de reinar; porque lo excomulgó; porque proscribió al gran Enrique IV. No buscaremos, sin duda, los demás estamentos del reino que cometieron idénticos excesos en aquellos tiempos frenéticos: eso sería no solamente injusto, sino que supondría una locura semejante a purgar a todos los habitan­tes de Marsella porque tuvieron la peste en 1720.

 
¿Iremos a saquear Roma, como hicieron las tropas de Car­los V, porque Sixto V, en 1585, concedió nueve años de indul­gencias a todos los franceses que tomasen las armas contra su soberano? ¿Y no es ya bastante impedir que Roma vuelva a cometer jamás excesos semejantes?

 
El furor que inspiran el espíritu dogmático y el abuso de la religión cristiana mal entendida ha derramado tanta sangre, ha producido tantos desastres en Alemania, en Inglaterra, e inclu­so en Holanda, como en Francia: sin embargo, hoy día, la dife­rencia de religión no causa ningún disturbio en aquellos Esta­dos; el judío, el católico, el griego, el luterano, el calvinista, el anabaptista, el sociniano, el menonita, el moravo, y tantos otros, viven fraternalmente en aquellos países y contribuyen por igual al bienestar de la sociedad.


Ya no se teme en Holanda que las disputas de un Gomar sobre la predestinación motiven la degollación del Gran Pensio­nario. Ya no se teme en Londres que las querellas entre presbi­terianos y episcopalistas acerca de una liturgia o una sobrepelliz derramen la sangre de un rey en un patíbulo. Irlanda, poblada y enriquecida, ya no verá a sus ciudadanos católicos sacrificar a Dios, durante dos meses, a sus ciudadanos protestantes, ente­rrarlos vivos, colgar a las madres de cadalsos, atar a las hijas al cuello de sus madres para verlas expirar juntas; abrir el vientre a las mujeres encintas, extraerles a los hijos a medio formar para echárselos a comer a los cerdos y los perros; poner un puñal en la mano de sus prisioneros atados y guiar su brazo hacia el seno de sus mujeres, de sus padres, de sus madres, de sus hijos, ima­ginando convertirlos en mutuos parricidas y hacer que se con­denen al mismo tiempo que los exterminan a todos. Esto es lo que cuenta Rapin-Thoiras, oficial en Irlanda, casi nuestro con­temporáneo; esto es lo que relatan todos los anales, todas las historias de Inglaterra y que, sin duda, jamás será imitado. La filosofía, la sola filosofía, esa hermana de la religión, ha desar­mado manos que la superstición había ensangrentado tanto tiempo; y la mente humana, al despertar de su ebriedad, se ha asombrado de los excesos a que la había arrastrado el fanatismo.

 

También nosotros tenemos en Francia una provincia opu­lenta en la que el luteranismo supera al catolicismo. La univer­sidad de Alsacia se halla en manos de luteranos; ocupan una parte de los cargos municipales: jamás la menor disputa religio­sa ha turbado el reposo de esa provincia desde que pertenece a nuestros reyes. ¿Por qué? Porque no se persigue en ella a nadie[RC14]. No tratéis de forzar los corazones y todos los corazones estarán con vosotros.

 

Yo no digo que todos aquellos que no siguen la religión del príncipe deban compartir los puestos y los honores de los que per­tenecen a la religión dominante. En Inglaterra, los católicos, con­siderados seguidores del partido del pretendiente, no pueden acceder a los empleos públicos: incluso pagan un impuesto doble; pero gozan por lo demás de todos los derechos de los ciudadanos.

 

De algunos obispos franceses se ha sospechado que creían que ni por su honor ni por su interés les convenía tener calvi­nistas en sus diócesis y que éste es el mayor obstáculo a la tole­rancia: no puedo creerlo. El cuerpo de los obispos, en Francia, está compuesto por gentes de calidad que piensan y obran con una nobleza digna de su nacimiento; son caritativos y genero­sos, cosa que hay que reconocerles en justicia; deben creer cier­tamente que sus diocesanos fugitivos no se convertirán en los países extranjeros y que, cuando vuelvan con sus pastores, podrán ser instruidos por sus lecciones y conmovidos por sus ejemplos: su honor ganaría al convertirlos, lo temporal no sal­dría perdiendo y cuantos más ciudadanos hubiese más renta­rían las tierras de los prelados.

 

Un obispo de Varnie, en Polonia, tenía un anabaptista de granjero y un sociniano de recaudador; le propusieron que des­pidiese y persiguiese al uno porque no creía en la consustancia­lidad y al otro porque no bautizaba a su hijo hasta los quince años: respondió que serían condenados para toda la eternidad en el otro mundo, pero que en éste le eran muy necesarios.

 

Salgamos de nuestra pequeña esfera y examinemos el resto de nuestro globo. El  Gran Señor gobierna en paz veinte pueblos de diferentes religiones; doscientos mil griegos viven en seguridad en Constantinopla; el propio muftí nombra y pre­senta al emperador al patriarca griego; se tolera a un patriarca latino. El sultán nombra obispos latinos para algunas islas de Grecia y he aquí la fórmula que emplea: «Le mando que vaya a residir como obispo a la isla de Quío, según su antigua costum­bre y sus vanas ceremonias.» Este imperio está lleno de jacobi­tas, nestorianos, monotelitas; hay coptos, cristianos de San Juan, judíos, guebros, banianos. Los anales turcos no hacen mención de ningún motín provocado por alguna de esas religiones.

 

Id a la India, a Persia, a Tartaria, veréis en todos esos paí­ses la misma tolerancia y la misma tranquilidad. Pedro el Gran­de ha favorecido todos los cultos en su dilatado imperio; el comercio y la agricultura han salido ganando y el cuerpo políti­co no ha sido perjudicado por ellos.

 

El gobierno de China no ha adoptado jamás, desde los cua­tro mil años que es conocido, más que el culto de los noaquidas, la adoración simple de un solo Dios; tolera, sin embargo, las supersticiones de Fo y una multitud de bonzos que sería peli­grosa si la prudencia de los tribunales no los hubiera manteni­do siempre a raya.

 

Es cierto que el gran emperador Yung-Chêng, el más sabio y el más magnánimo que tal vez haya tenido China, ha expulsado a los jesuitas; pero esto no lo hizo por ser intolerante; fue, al contra­rio, porque lo eran los jesuitas. Ellos mismos citan, en sus Cartas curiosas, las palabras que les dijo aquel buen príncipe: «Sé que vuestra religión es intolerante; sé lo que habéis hecho en Manila y en el Japón; habéis engañado a mi padre; no esperéis engañarme a mí.» Léanse todos los razonamientos que se dignó hacerles, se le encontrará el más sabio y el más clemente de los hombres. ¿Podría, en efecto, permitir la permanencia en sus Estados de unos físicos de Europa que, con el pretexto de mostrar unos termóme­tros y unas eolipilas a la corte, habían sublevado ya contra él a uno de los príncipes de la sangre? ¿Y qué habría dicho ese emperador si hubiese leído nuestras historias, si hubiese conocido nuestros tiempos de la Liga y de la conspiración de las pólvoras?

 

Le bastaba con estar informado de las indecentes querellas de los jesuitas, de los dominicos, de los capuchinos, del clero secular, enviados desde el fin del mundo a sus Estados: venían a predicar la verdad y se anatematizaban unos a otros. El empe­rador no hizo, por tanto, más que expulsar a unos perturbado­res extranjeros: ¡pero con qué bondad los despidió! ¡Qué cuida­dos paternales tuvo con ellos para su viaje y para impedir que les molestasen en el trayecto! Su propio destierro fue un ejem­plo de tolerancia y humanidad.

 

Los japoneses eran los más tolerantes de todos los hom­bres: doce religiones pacíficas estaban establecidas en su impe­rio; los jesuitas vinieron a ser la decimotercera, pero pronto, al no querer ellos tolerar ninguna otra, ya sabemos lo que sucedió: una guerra civil, no menos horrible que la de la Liga, asoló el país. La religión cristiana fue ahogada en ríos de sangre; los japoneses cerraron su imperio al resto del mundo y nos consi­deraron como bestias feroces, semejantes a aquellas de que los ingleses han limpiado su isla. En vano el ministro Colbert, com­prendiendo la necesidad que tenemos de los japoneses, que para nada nos necesitan a nosotros, intentó establecer un comer­cio con su imperio: los halló inflexibles.

 

Así pues, nuestro continente entero demuestra que no se debe ni predicar ni ejercer la intolerancia.

 

Volved los ojos hacia el otro hemisferio; ved la Carolina, de la que el prudente Locke  fue legislador: bastan siete padres de familia para establecer un culto público aprobado por la ley; tal libertad no ha hecho surgir ningún desorden. ¡Dios nos libre de mencionar este ejemplo para incitar a Francia a imitarlo! Sólo se cita para hacer ver que el mayor exceso a que pueda llegar la tolerancia no ha sido seguido de la más leve disensión; pero aquello que es muy útil y bueno en una colonia naciente no es conveniente en un viejo reino.

 

¿Qué diremos de los primitivos que han sido apodados cuáqueros por burla y que, con costumbres tal vez ridículas, han sido tan virtuosos y han enseñado inútilmente la paz al resto de la humanidad? Alcanzan el número de cien mil en Pen­silvania; la discordia, la controversia, son ignoradas en la feliz patria que ellos se han creado y el mero nombre de su ciudad de Filadelfia, que les recuerda en todo momento que los hombres son hermanos, es el ejemplo y la vergüenza de los pueblos que todavía no conocen la tolerancia.

 

En fin, esta tolerancia no ha provocado jamás una guerra civil; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanzas. ¡Júzguese ahora, entre esas dos rivales, entre la madre que quiere que se degüelle a su hijo y la que lo entrega con tal de que viva!

 

No hablaré aquí más que del interés de las naciones; y res­petando, como debo, la teología, no considero en este artículo más que el bien físico y moral de la sociedad. Suplico a todo lec­tor imparcial que sopese estas verdades, que las certifique, que las extienda. Los lectores atentos, que se comunican sus pensa­mientos, van siempre más lejos que el autor.

divendres, 25 de setembre del 2015

A un amigo preocupado

Apreciado Rafa, amigo Rafa.

             Te noto preocupado; no eres el único, yo también lo estoy, aunque en el otro lado de la barrera. No es para menos. Por eso y porqué eres buena gente y quiero que duermas más tranquilo te tiendo mi mano para que me des la tuya y hagamos, juntos, un puente que sobrevuele los fanatismos de los cuales, a buen seguro, tu y yo somos ajenos.

            Pero no puedo ocultarte como pienso, tú lo sabes, soy catalán de cepa y ansío deshacerme del yugo de una etiqueta que a veces me enorgullece pero muchas otras me avergüenza.

          Sí, me enorgullece compartir origen geográfico con Cervantes, con Ramón y Cajal; con Unamuno, Valle Inclán y con Ortega y Gasset; con Falla, con Paco de Lucia.
          Y me avergüenza que se me relacione con una nación que mantiene en auge unas fiestas patronales con ritos salvajes maltratando y matando seres vivos por puro placer; una nación, como dijo Azaña (si no me equivoco), de sables y casullas; una nación que mantiene su tradición arcaicamente aristócrata y desoye la cultura del trabajo burguesa (aunque, como obrero, esté enfrentado a la burguesía, prefiero eso a ser un plebeyo enfrentado a la parásita aristocracia)* .

                                           * No entraré ahora en una disquisición sobre el tema, ni realizare ningún relato histórico,  pero, rápidamente, la aristocracia se
                                              distingue por su origen de sangre y la incompatibilidad con el trabajo. La burguesía tiene su epicentro en el trabajo y su
                                              pertenencia no es por razón de nacimiento y herencia sino de éxito (pecuniario, de acuerdo, pero en todo caso
                                              por esfuerzo personal)


          En definitiva me duele que el bagaje cultural y racional del estado español sea inferior en creces con la rémora y carga heredada de siglos y siglos de oscurantismo y latifundismo.



       Yo, Rafa, soy hijo de padres que vivieron la guerra y que, como muchos, recibieron a Franco en la diagonal (no tanto como “salvador” sino como símbolo de final de una salvajada, sin pensar que los tres años de guerra no eran nada comparados con el feroz encarnizamiento contra los catalanes —entre otros—de los siguientes cuarenta años). En mi casa siempre se ha hablado catalán, nunca se ha “hablado castellano porque hace más fino”, sin embargo, me cuesta reconocer esta lengua como materna y la razón es que hasta los 12 años no pude estudiar esa lengua que se hablaba en casa en la escuela.
      Pero lo peor no es eso. Lo peor es que de siempre he tenido que bajar la cabeza, sentirme una persona inferior, hablar OBLIGATORIAMENTE el castellano en comercios (1999), en la RENFE (2002) e incluso en la propia administración de justicia (Ciutat de la Justicia, 2013, mostrador de información).



         No olvido, Rafa, que te escribo para tender puentes, no para romperlos y caer a las aguas de estúpidas controversias. Disculpa si en las últimas palabras me emocionado un poco más de lo debido. Vuelvo al tema.
      La cuestión, para mí, como catalán nacido en Catalunya y la cuestión también para ti, catalán quizás nacido fuera de Catalunya es que nos están engañando, amigo. Nos están engañando. Todos. Pero unos más que otros.
        Quiero decirte con esto, Rafa, que ser independiente no significa romper con nadie, de la misma manera que un hijo, cuando se independiza, no rompe con sus padres ni con sus hermanos, ni siquiera con su habitación (que muchas veces resta en suspenso años y años por si vuelve). Un independizado no renuncia a sus orígenes, ni da la espalda a sus predecesores. Simplemente, empieza a hacer su vida —y esto es lo sano, que nuestros hijos hagan su vida—.


Esquivo aquí, con toda voluntad el espinoso asunto de si es,
Catalunya, parte natural del territorio geográfico español o
más bien una anexión involuntaria por parte de la monarquía borbónica.
El asunto de la guerra de secesión (o más bien de sucesión)
es harto complejo y corren miles de bulos y malos entendidos,
como el que Rafael de Casanovas fue un héroe, cuando parece ser
era un verdadero calzonazos que sacaron de debajo la cama.



      La independencia, Rafa, la de todos, la de un estado y la de una persona, es una oportunidad para crecer, para compartir y para crear auténticos lazos de solidaridad. ¿Me permites una anécdota personal? La relación de cierto familiar mío con su hija siempre ha sido buena, por supuesto, pero a partir de cierta edad de la hija se hacía más compleja. Bueno, con la independencia de la muchacha, la relación no solo ha vuelto a su calidad anterior sino que este familiar está más feliz que nunca con su hija.
      Volviendo al tema catalán, amigo, hay quienes nos quieren hacer creer que si Catalunya se independiza, renegará de sus orígenes (ya he dicho que dejamos el tema de 1714 de lado), de sus lazos con gentes de allende Tarragona o Lleida. Nada más falso. Claro que puede ocurrir en algún caso. Pero no tiene en absoluto porqué. Todo lo contrario.
     Muchos no queremos renunciar a la nacionalidad española, porque no renunciamos a España. Pero queremos nuestra dignidad de catalanes. Una dignidad que se va forjando en cada uno de nosotros desde el primer día que habitamos esta privilegiada tierra mediterránea, ya sea porqué nacemos, ya sea porqué venimos de otro lugar. Rafa, una vez más, hagamos nuestro puente por encima de las necedades de los políticos, ten calma que yo también preocuparé tenerla y que nada nos separe. =======================================================  

Apunte 1: Respecto el federalismo: ay!!! Nen, es maravilloso y magnifico, pero llega tarde. El PSOE se ha pasado años mareando la perdiz y ahora el arroz está pasado. Ya no sirve.

Apunte 2: Respecto el “conflicto de banderas” de ayer en el balcón del ayuntamiento, sé que el hermano del ministro de Interior de España ha ido hoy a una televisión estatal a explicar su versión. Lamentablemente, nadie explicará la otra. Yo pienso que esto no es dialogo sino violencia. Yo pienso que Catalunya no quiere imponer ninguna nacionalidad, España (una parte) sí. Y yo odio el término nación (si te fijas, siempre hablo de independencia, nunca de nacionalismo ni separatismo).

Apunte 3: España y sus leyes harán lo que quieran, pero nadie puede hacer que yo no haya nacido en la Clínica Santa Madrona (ya no existe), en la calle Aragón de la ciudad de Barcelona, Catalunya, España, Europa, planeta Tierra, Vía Láctea, nuestro universo (ignoro si hay más), el 14 de octubre de 1966, porque lo hecho, hecho está.


L’Hospitalet de Llobregat, 25 septembre 2015




dissabte, 30 de maig del 2015

El valor de la perseverància


Estudiant el text de Hauser, "El nacimiento de la concepción del mundo basada en las ciencias naturales" del llibre Historia de la literatura i del arte modernos I he trobat un veritable homenatge a la perseverança que Edison deia necessitar un invent (1% d'inspiració i un 99% de transpiració).
 
L'autor, Hauser, afirma que Kepler és el primer en respectar els fets i no estar disposat a deixar de banda cap de les circunstancies d'un fenomen; i diu:
 
"Esta afirmación parece harto desvaída y seca para dar idea del maravilloso heroísmo que llevó ·a Kepler a su gran descubrimiento. Había formulado ya las primeras de sus leyes cuando, tras largos años de esfuerzo y trabajo, se percata de que el movimiento de Marte difería en ocho minutos de la órbita calculada por él y concorde con su teoría.

El descubrimiento de este error podría haber llevado a cualquiera a la desesperación, a no ser que se hubiera decidido, como hubiera hecho Copérnico, a seguir sus investigaciones sin preocuparse de los ocho minutos del arco. Kepler mismo dice que le hubiera sido posible despreciar estos minutos y recomponer de alguna manera su teoría.
Sin embargo, no fue capaz de hacerlo y los «ocho minutos) se convirtieron así en el comienzo de una nueva astronomía. A estos minutos de error y sólo a ellos, afirma Kepler, se debe una parte importante de su obra  (Astronomía Nova, II, § 19)".

diumenge, 26 d’abril del 2015

26 ABRIL 2011 Patricia Heras, No oblidem, no perdonem.

No, no m'he equivocat d'any. El 26 d'abril de 2011 Patricia Heras saltava per la finestra per tal de no tornar a dormir a una presó que ni era la seva ni li tocava per cap banda.

...; no, ni això, tan sols, sinó la impotència que ningú l'escoltes.
La cega administració la justícia "igual per a tots" (Oi, Pujol's?) va decidir que ella era qui havia d'anar a presó. Sense conèixer-la, crec que puc aventurar que el que la va empenya a tirar-se de la finestra no era la presó sinó la injustícia; no, ni això, tan sols, sinó la impotència que ningú l'escoltes....

No puc dir massa més, Patricia Heras, noia extremadament sensible, poeta, que va tenir la mateixa mala sort que Maria de la Luz, que en el conte de G.G. Márquez "Sólo vine a hablar por telefono" queda enganxada al sistema.

Us deixo uns enllaços interessants:

http://www.desmontaje4f.org/…/muertes-de-perro-la-poeta-y-2/



http://poetadifunta.blogspot.com.es/


 y
la part censurada del documental de 2014
https://www.youtube.com/watch?v=wFYC9qToZE0

 

dissabte, 14 de febrer del 2015

Bellvitge 15:30 (I)



   Allà estava, en peus i una bossa blanca a les mans amb la roba de l’home que feia poc havia ingressat a les urgències.
Així començava una aventura a l’hospital. Un inici que era, al temps el final d’una altra aventurà que començà amb una pregunta:
—¿Sabes algo de ....? —em deia un conegut del barri— Hace días que no me coge el teléfono

     Efectivament, ningú agafava el mòbil, ningú despenjava el fix. Efectivament alguna cosa passava perquè a dos quarts de tres, ell sempre era a casa.  Vaig córrer a buscar el meu joc de claus. Vaig tornar a córrer cap a casa d’ell. Truco, ningú contesta, només el gosset borda que borda entre desesperat i esperançat.

     Fico la clau, no. No puc. Alguna cosa destorba. I és que el pany ja té una clau, per dins. No puc obrir. I el gos borda i borda. Cops a la porta, res a fer. Truco als bombers i mentrestant venen, no sé perquè penso que rere la porta hi ha la mort, surto a buscar algun veí per entrar pels patis.  Una veïna intenta ajudar-me (a treure la clau de dins) amb un tornavís: res a fer i els bombers encara no han arribat. La Portera em franqueja el pas cap el patí. La galeria del pis és molt amunt no hi arribo. Veig una escala. L’obro, m’hi enfilo. No hi arribo. La canvio de lloc, m’hi enfilo fins a dalt de tot mentre la portera, bona noia, la subjecta em fermesa.

     Poso un peu, un altre en una peça (que no sé massa bé que és) que es trenca però m’ha donat prou empenta per posar l’altre peu. Estic a dalt, al pis, però encara he de travessar la barana, i no és fàcil. Amb compte de no caure em situo, em preparo, em col·loco bé i finalment passo una cama, després l’altra. La porta de la cuina és oberta: JA SÓC DINS!

     El gosset em ve a dir hola, gràcies, i moltes coses més. Cada salt cap la meva cara és una mostra d’agraïment, de benvinguda.  Corro pel pis, busco, a l’habitació, al corredor, alguns llums estan oberts però no veig a ningú. Llavors sento una veu, cap al sofà, miro. Allí està, quasi despullat, indefens, panxa enlaire, tremolós, espantat, al·lucinat., però VIU.

    Obro la porta del carrer,  els bombers han arribat —de fet, no han trigat quasi res, encara que l’estona hagi pogut semblar eterna—, els hi agraeixo la presa i tot i que no fan falta per obrir la porta, són el primer contacte amb l’home. Als pocs minuts, la urbana i l’ambulància. Uns m’ajuden a recuperar la documentació necessària  —poca, però en aquells moments il·localitzada—, mentre els professionals mèdics prenen cura de l’home.

   Al cap de mitja hora estic a l’ambulància camí de l’hospital. I així és que estic aquí, en peus i amb una bossa blanca a les mans i sense saber gairebé que fer...

Bombers, gràcies. Guàrdies Urbans, gràcies. Equip de l’ambulància: gràcies. Hospital: gràcies.  A tots vosaltres, servei públic: gràcies.